Cuando 3+2 no es igual que 4+1, si no mucho más

El 25 y 26 de febrero los y las estudiantes universitarias están convocadas a huelgas y manifestaciones por diferentes organizaciones y asambleas. Cuando escribo este artículo dichas jornadas no se han realizado, pero sí otras acciones: asambleas, concentraciones, manifestaciones… tanto en los institutos de secundaria como, y primordialmente, en la facultades de las universidades públicas.

Lemas como “3+2=insumisión” “Frente a su reforma, nuestra resistencia” de la Federación Estudiantil Libertaria (FEL), “StopEU2015” de la Assemblea Llibertària de la UAB o “No al decreto 3+2” del Sindicato de Estudiantes circulan y se difunden por los espacios educativos.

En noviembre del año pasado, la sección sindical de CGT en la Universitat Autònoma de Barcelona publicó un comunicado titulado “Cap a un Bolonya 2.0” (Hacía un Bolonia 2.0) en el que avanzaban con poco error en sus informaciones y predicciones lo que después se ha confirmado como proyecto de decreto del Ministerio de Educación y “otras hierbas”.
La última ocurrencia del ministro Wert, si descontamos la de asistir a los premios Goya e instaurar la censura entre sus participantes si llevaban emblemas de lucha por la libertad de expresión en TVE, ha sido la de cambiar los planes de estudios universitarios.
En la actualidad y después del Plan Bolonia, la mayoría de carreras universitarias constan de titulación de grado de cuatro cursos (240 créditos) y de máster de uno (60 créditos). La propuesta del ministro es que, a partir del curso 2016-17, las universidades “que lo consideren” puedan ofrecer grados de tres cursos (180 créditos) y másteres de dos (120 créditos).

Las dos razones fundamentales que expuso, para este cambio, fueron: que en la mayoría de la Unión Europea (UE) ya es así; y, que supondrá un ahorro para las familias que quieran “invertir” en la educación universitaria de sus hijos e hijas.

Lo que no mencionó (el ministro peor valorado del infravalorado gobierno Rajoy) es que los precios de los créditos de grados y másteres son prácticamente iguales en la mayoría de estados miembros de la UE; mientras que en el Estado español el precio del curso de máster prácticamente dobla el de grado. Es decir, el plan 3+2 es bastante más caro que el plan 4+1. Entre 3.000 y 6.000 euros más.

La frase que no acabó, pero que se le entendió perfectamente, es que el alumnado de clases populares no podrá acceder por motivos económicos (gracias, entre otros motivos a los recortes presupuestarios y a la reforma de las becas que el mismo ministro ha llevado a cabo) a los dos cursos de máster y, como consecuencia, el grado de tres cursos le saldrá más barato que el de cuatro. Eso sí, no le servirá para nada excepto para tener un título universitario que colgar de la pared porque cualquier trabajo relacionado con su especialidad exigirá el título de máster. ¡Estas son las tóxicas ironías de un cínico clasista!

Como bien explican desde la FEL, “supondría una nueva fase de implantación de las políticas del Espacio Europeo de Educación Superior que ya inició el Plan Bolonia, la conocida como Estrategia Universidad 2015 (EU”=!%), el plan del que se han servido los últimos gobiernos para culminar la mercantilización y elitización de la educación superior”.

La mayoría de universidades y facultades optarán porque los grados de tres años sean muy generalistas, dejando la especialización para los másteres. Con la consiguiente depreciación educativa y laboral de estos grados, a los que tendrán acceso la mayoría de estudiantes universitarios. Además, es bastante probable que la nueva oferta de másteres no contemple uno para cada especialidad de grado, con lo cual el alumnado se verá obligado a escoger otro que no se había planteado o a buscarlo en la oferta privada.

Los y las estudiantes no sólo saldrán malparados por motivos económicos. El paso de un modelo a otro parece que se activará sin transición y, como consecuencia, se podrán encontrar inmersas en grados no deseados o acabándolos antes de tiempo y de mala manera.

Este plan tendrá, además, una consecuencia negativa por los sectores de profesorado (PDI) y de personal de administración y servicios más precarios que todavía se degradarán más o se eliminarán.

Pero, si lo permitimos, sí saldrán ganando: las universidades privadas, las fundaciones privadas (de los bancos Santander, BBVA, Caixabank…) e institutos privados diversos (como el que le han creado a Aznar y sus lacayos con el apoyo de las grandes empresas del IBEX35 en la Juan Carlos I de Madrid) que parasitan las universidades públicas. También quienes mantienen un concepto clasista y exclusivista de las universidades.

Desde hace años, las administraciones educativas (central y autonómicas) están trabajando de lo lindo para eliminar la equidad del sistema educativo público y para privatizar todo aquello que pueda ser negocio. Ahora, tratan de añadir un nuevo peldaño, plan Bolonia 2.0, EU2015 o Decreto del 3+2 es indiferente como lo denominemos.

Emili Cortavitarte Carral
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