Hace ya más de un año que se creó en el Congreso de los Diputados la Subcomisión de Educación para un Pacto Educativo con el objetivo de paliar una muy nítida exigencia de la comunidad educativa: La derogación de la LOMCE, una Ley aprobada por el PP en contra del resto de grupos parlamentarios.
La Plataforma Estatal por la Escuela Pública ha reclamado desde el inicio que la comunidad educativa participara como un agente más en la negociación. Pero el ostracismo de la Subcomisión, que no da información pública de las negociaciones, y la poca voluntad de algunos grupos parlamentarios, lo han impedido.
Desde esta Plataforma, siempre hemos entendido que la Subcomisión para el Pacto Educativo era una cortina de humo para evitar que la comunidad educativa hablara sobre las necesidades reales de la escuela pública y exigiera a los diferentes grupos parlamentarios propuestas contundentes para defenderla.
En este contexto, desde la Plataforma hemos clamado por la necesidad de un pacto social previo, necesario para dotar de calidad y permanencia un pacto político posterior. Asimismo, hemos puesto sobre la mesa de los diferentes grupos parlamentarios (de momento nos hemos reunido con PSOE y Unidos Podemos) las exigencias de la comunidad educativa en torno a la financiación, la gratuidad, la laicidad, la democratización, la participación y otros aspectos recogidos en el documento “La educación que queremos”.
El reciente abandono de esta Subcomisión por parte de PSOE y Unidos Podemos y otros grupos parlamentarios nos devuelve a la casilla de salida. Es decir, a un escenario en el que las contrarreformas del PP y la LOMCE siguen vigentes, como
también lo están los recortes sufridos por la escuela pública, que no han sido revertidos. La cuestión de constitucionalidad presentada por PSOE ya ha sido interpretada por el Tribunal Constitucional, que, según han adelantado algunos medios de comunicación, habría avalado aspectos tan dañinos para nuestro alumnado como los itinerarios excluyentes de la ESO, la segregación por sexo de algunas escuelas concertadas, la asignatura de religión católica, etc.
Mientras, la escuela pública sigue deteriorándose. Los y las estudiantes seguirán sufriendo las consecuencias de los itinerarios selectivos, las aulas masificadas, las evaluaciones externas, los centros educativos deteriorados, las faltas de respuesta de atención a la diversidad, el profesorado que cambia de centro cada año, etc. Las familias seguirán sin recibir ayudas y aumentado sus gastos para compensar los déficits de atención en las escuelas, y el profesorado seguirá enfrentándose a las dificultades de dar clase en aulas con demasiados niños y niñas, con un número de horas lectivas excesivo, con disminuciones de sueldo cuando requieren de una baja por enfermedad, situaciones de interinidad que se alargan indefinidamente a lo largo de los años, etc.
Y, como colofón a las políticas de recorte, nos encontramos con un borrador de Presupuestos del Estado que vuelve a reducir la inversión pública en educación, que avanza en la senda comprometida por el Gobierno del PP de reducir el gasto educativo al 3,7 % del PIB, una inversión similar a la registrada en el año 1992.
Por ello, compañeros y compañeras, entendemos que debemos retomar la tensión y elevar el tono de las exigencias. Esas exigencias que le han dado tantos triunfos a la escuela pública cuando han ido acompañadas de unidad e ilusión de la comunidad educativa. Exigencias que deben pivotar sobre la reversión de los recortes, el aumento del presupuesto educativo y la derogación de la LOMCE como sustento de base, e incorporar las demandas que las familias, los y las estudiantes y el profesorado tienen para conseguir tales objetivos. Ya no es el tiempo de espera. Ni siquiera lo es de la esperanza en cambios que no provengan de la fuerza de la calle y de la comunidad educativa.
Os pedimos, como representantes de la comunidad educativa en vuestros territorios, que trabajemos juntos para comenzar a visibilizar nuestras exigencias. Os proponemos trabajar con una fecha cercana en el horizonte, el 8 de mayo, como primer hito de la vuelta a las calles a través de una manifestación en las grandes ciudades y concentraciones en aquellas en las que así lo consideréis.
Todas y todos nosotros trabajaremos ya por ello.